miércoles, 26 de diciembre de 2012
martes, 25 de diciembre de 2012
Dedicación
Empiezas algo. Es algo que te encanta, te emociona la idea
de empezar esto que te gusta tanto, te entusiasmas de solo imaginarte haciendo
tal cosa.
Trabajas en ello, te pones manos a la obra, y eso te hace
feliz.Terminas tu primer trabajo y lo enseñas a todos para que lo
admiren igual que lo admiras tú. El resultado es que solo las personas más
cercanas a ti realmente lo contemplan y lo admiran. Esto es un primer paso. Te
sientes feliz por tu trabajo bien hecho.
Sigues trabajando en tus próximas obras de arte (según tu
criterio) y las enseñas también. Con el mismo resultado una y otra vez, solo lo
admiran tus seres queridos.
Eso es algo bueno, pero no es suficiente, tú deseas que el
mundo entero lo vea y lo admire, tener una recompensa por tu gran trabajo.
Lo intentas una y otra vez, pero no lo consigues… agradeces
el reconocimiento de esas pocas personas, y maldices al mundo entero por no ver
tu obra.
Abandonas inconscientemente, lo vas dejando poco a poco, haciéndote
pensar a ti mismo que en seguida lo retomarás. Pero no, lo abandonas…
Ese trabajo que hiciste ya no te causa ninguna emoción.
Pasa el tiempo y lo olvidas todo.
Pero un día una persona totalmente desconocida se interesa
por aquello que ya habías olvidado, tú lo recuerdas por un momento, recuerdas
aquella ilusión que tenias en un momento y vuelve repentinamente.
Agradeces mentalmente a más no poder eso que ha hecho el
completo desconocido por ti, seguramente sin querer hacerlo.
Y retomas eso que abandonaste, pero esta vez con la
esperanza de darlo a conocer.
Esta vez piensas que si no lo conoce todo el mundo no
importa, lo que realmente importa es que te guste a ti y a aquellas personas
que te quieren.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)